4 de enero de 2013

Saber esperar es, en muchos casos, uno de los grandes méritos de ser hombre. Es preciso especializarse en esperar un turno, un día, una escena, el momento. 
Entretanto, esperar la gente pasa. Es preciso seguir esperando.
En la espera se sueña, se alargan amores, se manosean recuerdos. Una historia progresa a fuerza de desechar posibilidades que juntas serían otra historia.
Es posible vivir todas las posibilidades mientras se espera lo único posible.

El tiempo pasa y el verdadero mérito de muchas acciones consiste en saber esperar.

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